No cabe duda que la lengua es la herramienta más utilizada para poner de manifiesto la identidad cultural. Desde la poesía que transmite el sentir más intenso, pasando por la literatura más variada que recorre mil y un escenarios, hasta alcanzar la canción que en sus matices más típicos desprende la tradición de una sociedad, la lengua no solo está intrínsecamente ligada a la cultura de cualquier pueblo, sino que la lengua constituye una cultural en sí misma en torno a la que gira toda una comunidad de hablantes que con su comunicación diaria aportan riqueza y comparten experiencias.
En su surgimiento, el Estado moderno se ha valido también, entre otros, de este poderoso elemento de comunicación para aglutinar a la población en torno a un ideal de nación con unas características comunes bien diferenciadas de quienes constituían por el contrario ¨los otros¨, dando paso a estructuras políticas complejas pero estables que perduran como centros de poder hoy en día.
El uso de la política lingüística como arma en las luchas de poder
Sin embargo, el entorno actual en el que nos desenvolvemos se encuentra sometido a la pugna entre diferentes binomios (centralización y descentralización, soberanía y nacionalidad, globalización y pérdida de identidad), los cuales han convertido de facto a las lenguas en un arma política de dominación silenciosa.
Lo vemos, por ejemplo, en España cuando el gobierno central ignora sistemáticamente las necesidades particulares de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla de reconocer el árabe y el tamazing respectivamente, para corregir el altísimo nivel de fracaso escolar que sufren ambas comunidades. De la misma manera, el empleo de las lenguas de carácter cooficial en el senado, la cámara de representación territorial, eventualmente levanta ampollas en los medios de comunicación por los gastos que se derivan de su traducción, mientras y a la par que la autonomía Canaria invertirá en los próximos ocho años unos 80 millones de euros en lograr el bilingüismo anglófono en las islas, renunciando a sus raíces bereberes en favor del dinero del turismo. Tampoco pasa inadvertido el uso de la lengua catalana por los políticos más nacionalistas, a diferencia del uso preferente del castellano por aquellos sectores autodenominados ¨constitucionalistas¨.
En una escala diferente a la estatal, encontramos que incluso el proyecto europeo de integración supranacional que promulga la unidad en la diversidad, jactándose de la pluralidad lingüística de su parlamento y celebrando el día europeo de las lenguas, coloca en una clara situación de dominación a la lengua inglesa, francesa y alemana en las oposiciones al funcionariado de la Comisión Europea. Esto a pesar de la sentencia del TJUE de 24 de septiembre de 2015, que validó las reclamaciones por discriminación lingüística aportadas por Italia y España, y que en la práctica sólo ha servido para que se incluya también, mediante un proceso innecesariamente complejo que evita una declaración ad hoc, el español y el italiano como lenguas secundarias de facto para dichas oposiciones.
Identidad plurilingüe como equilibrio entre iguales
Es pues, evidente como los usos lingüísticos son mecanismos disfrazados de imposición de un poder cultural sobre otro. La lengua es el elemento trasversal de todos los aspectos de la vida en sociedad, que no se limita a una esfera política y educativa, sino que atraviesa incluso los actos más pequeños del día a día, en los que las diferentes culturas que conviven encuentran problemas de entendimiento. Baste recordar cómo hace sólo unas semanas atrás dos pasajeras que realizaban un vuelo regular Barcelona-Menorca fueron expulsadas por el capitán de la nave al contestar en catalán a una azafata que las interpelaba en castellano. Las clientas aluden a un trato lingüístico discriminatorio estando en territorio de cooficialidad lingüística, mientras que Vueling se defiende alegando que las preguntas relativas a la seguridad del vuelo deben ser contestadas en español o inglés.
Por tanto, hablar de problemas de comunicación intercultural cuando el lenguaje está de por medio, no se limita a la comprensión idiomática sino también a lucha de poder como la definiera Foucault (1970, pág 12) al decir que ¨el discurso no es simplemente aquello que traduce las luchas o los sistemas de dominación, sino aquello por lo que y por medio de lo cual se lucha, aquel poder del que quiere uno adueñarse¨.
En el contexto del surgimiento de una potencial Iberia que sepa reconocer su diversidad cultural como un patrimonio que empoderar y sobre el que encontrar el nexo de su identidad, la diversidad de lenguas de los pueblos que la componen deberán tener un carácter oficial exclusivo en sus territorios, sin que por ello sea necesario rasgarse las vestiduras, cuando podemos encontrar que otros países de nuestro entorno europeo conviven ya con el plurilingüismo en condiciones de normalidad (lease Suiza, Bélgica o Luxemburgo por ejemplo). Más aún si vemos la similitud de las lenguas habladas en la península -con excepción del euskera-, que casi permiten una compresión natural directa de sus hablantes a poco que se familiaricen con ellas. Es necesario un equilibrio de poder, una comunicación de tú a tú entre comunidades diversas pero interdependientes e interesadas en su convivencia. De lo contrario, tratando de imponer una lengua vehicular común a todos, se caerá inevitablemente en la recurrencia al español-castellano por su peso en número de hablantes y con ello sólo lograremos reinterpretar el drama actual a otra escala, sin que hayamos aprendido nada de la historia.
Referencias:
José Álvares Junco (2016) ¨España no es eterna¨. El País. Recuperado el 8/12/2017 de https://elpais.com/cultura/2016/04/27/babelia/1461768351_595350.html
Ignacio Cembrero (2010) ¨Dos lenguas autonómicas más¨. El País. Recuperado el 8/12/2017 de https://elpais.com/diario/2010/07/04/domingo/1278215559_850215.html
César Molinas (2016) ¨Lengua, madre, nación¨. El País. Recuperado el 8/12/2017 de https://elpais.com/elpais/2016/03/14/opinion/1457958408_037411.html
Flora Marimón (2017) ¨Canarias invertirá 80 millones de euros en 8 años para ser bilingüe¨. La Opinión de Tenerife. Recuperado el 8/12/2017 de http://www.laopinion.es/canarias/2017/03/26/canarias-invertira-80-millones-euros/761239.html
Oposiciones UE.com (2015) ¨Oposiciones en suspenso – Razones de la sinrazón (l)¨. Oposiciones UE.com. Recuperado el 8/12/2017 de https://oposicionesue.com/2015/09/28/suspension-oposiciones-union-europea-1/
Sentencia del TJUE de 24 de septiembre de 2015, recuperado el 8/12/2017 de https://oposicionesue.com/wp-content/uploads/2015/09/sentencia-tjue-24-09-15-oposicionesue-com.pdf
Interesantes reflexiones sobre las lenguas como campo de batalla.
En el caso de aquellas pasajeras que “fueron expulsadas al contestar en catalán” a una azafata “que las interpelaba en castellano”: en realidad, lo que sucedió (según testimonio de pasajeros presentes), es que esas señoras denigraron en público a la azafata (que no les podía contestar en catalán, porque no lo hablaba), y el capitán decidió expulsarlas por su falta de respeto (no porque hablaran en catalán).
Yo también pienso que las lenguas cooficiales deberían poder usarse en Congreso y Senado.
Sobre la consideración de “carácter oficial exclusivo en sus territorios”: creo que debe poder conjugarse la protección de las lenguas territoriales, con los derechos civiles. Es decir: un niño debe poder escolarizarse en su lengua materna (UNESCO).
Sobre “imponer una lengua vehicular común a todos”: esto es lo que ha sucedido hasta ahora en Cataluña. La inmersión lingüística en catalán debe dejar de ser un tabú. Se trata, simplemente, de aplicar la coherencia en el tema de las lenguas.
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