Origen etimológico del nombre de cada comunidad autónoma

Andalucía:

La primera vez que aparece escrito en castellano es en siglo XIII como «el Andalucía», castellanización del prefijo «al-Andalusiya» (es decir, de al-Andalus). Sobre el origen del nombre árabe existen tres teorías: la tesis vándala, la visigoda y la atlántica. La tesis vándala está descartada, ya que asumía que los árabes llamaron al-Ándalus a España a partir de Vandalia o Vandalucía, es decir, Tierra de los Vándalos (pueblo germano que llegó a la Península Ibérica antes de los Visigodos, pero cuyo período aquí fue breve e irrelevante). La tesis visigoda procede del nombre visigodo a la provincia Bética: Landahlauts. Los godos tenían por tradición sortearse entre ellos parte de las tierras conquistadas. Landahlauts significa literalmente «tierra (land) de sorteo (hlauts). La última, la tesis atlántica, está apoyada por historiadores como Amador de los Ríos o Dietrich Schwanitz. Según ellos, al-Andalus es una corrupación del latín «Atlanticus» (la Atlántida). La leyenda Platónica se habría difundido al mundo pre-islámico (de hecho, fuentes de la poesía preislámica ya mencionan un al-Andalus en referencia a Atlanta, pronunciado al-landa). Viguera afirma que el nombre habría sido asignado a toda la península ibérica, Yazirat al-Andalus, es decir, la Península del Atlántico.

 

Aragón:

El nombre de la región procede de la Corona de Aragón, que a su vez lo toma del reino fundado en torno al Condado de Aragón. El Condado de Aragón era parte del Reino de Pamplona hasta el 1035, cuando Sancho III lo divide entre sus hijos y lo separa de Aragón y Castilla. El nombre del Condado de Aragón deriva a su vez del Río Aragón, afluente del Ebro que discurre por las tierras originales del Condado. El origen del nombre podría estar en el indoeuropeo «*Ara-k-onem» (del er-, que fluye) o del celta, donde ara/aar significa río (río Aar, Suiza).

 

Asturias:

Toma su nombre del pueblo prerromano de los Astures, que vivían a orillas del río Astura (actual Esla). Stour- es una raíz celta que significa río (de hecho, Plinio el Viejo habla de un Stur en Gran Bretaña, donde hoy existen tres ríos Stour ( en Kent, Suffolk y Dorset).

 

Islas Baleares:

Mientras que los Griegos las llamaban Islas Gimnesias, cartagineses y romanos llamaron a Menorca y Mallorca «Baleares» (Ibiza y Formentera eran las Pitiusas). El origen del nombre Balear es, probablemente, cartaginés. Esta tesis afirma que Baleares desciende del plural de «ba’ lé yaroh» (ba’le=oficio, yaroh=lanzar piedras). Es decir, «los expertos en tirar piedras». Esto se debe a los honderos baleares, guerreros afamados que llegaron a nutrir los ejércitos romano y cartaginés.

 

Islas Canarias:

El nombre de Canarias proviene de la isla de Gran Canaria. Originalmente, y desde su primera mención conservada en Plinio el Viejo, el nombre del archipiélago era Fortunatae Insulae (las Islas Afortunadas, nombre que aún se conserva). Según Plinio, dos emisarios del rey Juba de Mauritania acudieron a Gran Canaria y atraparon dos enormes mastines que llevaron de vuelta como regalo para su rey. Canarii vendría, por lo tanto, del latín «canis» (perro), y más tarde se extendería al conjunto total de las islas. Según José Juan Jiménez, no obstante, el nombre proviene de los cannis marinus, una especie de foca monje que habitaba en las costas canarias hasta su extinción en el siglo XV.

 

Cantabria:

Se trata del topónimo más antiguo de la península. El término «cántabros» aparece por primera vez en el siglo II a.C. en Catón el Viejo. Los cántabros, aunque poblaban toda la cornisa norte y estaban formados a su vez por pueblos distintos, dan nombre a la comunidad. El origen, aunque incierto, podría estar en el celta o el ligur, donde la raíz cant- significa roca y el sufijo -abr era de uso común para denominar a las regiones/pueblos. Así, cántabro significaría «pueblo que vive en la montaña» (montañés).

 

Castilla La-Mancha:

Esto es un doble nombre así que vamos por partes. En castellano antiguo Castilla era denominada Castella o Castiella, mientras que los árabes la llamaban Qashtāla. En ambos casos, significa «tierra sembrada de castillos» y proviene del latín «castellum». Aunque hasta la Transición el nombre de la región era Castilla la Nueva, La Mancha era el nombre de la región histórica compuesta por Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Toledo. La Mancha procede del árabe Manxaf o Al-Manshaf (tierra sin agua) o de «manya» (planicie elevada). En la I República ya se habla de un estado «castellano-manchego», que termina de perfilarse en la Transición tras la separación de la provincia de Madrid y la creación del binomio Castilla-La Mancha, reconociendo así la singularidad del territorio manchego.

 

Castilla y León:

El Reino de León surge de la división del Reino de Asturias en el 842 en los Reinos de León (incluído Álava y Castilla), de Galicia y de Asturias. No se reunificarán hasta finales del siglo X con Bermudo II, que estableció la supremacía del título leonés. El nombre del Reino de León procede del de la ciudad leonesa, cuyo nombre procede del acusativo de legio, «legionem» (ya que la ciudad fue fundada por la Legión VII Romana). El gentilicio legionem pasaría a leyone/leyón y, por último, a León.

 

Catalunya:

Aunque de origen incierto, la teoría más apoyada actualmente marca el origen del nombre de Cataluña en la Marca Hispánica, la frontera política-militar del Imperio Carolingio con al-Andalus, donde se incluyen los Condados Catalanes. Según esta teoría, por las necesidades defensivas de la Marca se construyeron distintas fortificaciones (castillos). Así que, al igual que con Castilla, los extranjeros comenzaron a llamar a sus habitantes «castellanos» (en latín medieval castlanus, en catalán «castlà» o «catlà»). Otra teoría sitúa el origen en los Lacetanos (que no los Layetanos), pueblo íbero que habitaba en los Pirineos Centrales. Por metátesis entre C e i, Lacetanos habría pasado a Catelanos y de ahí a catelans. Por último, el nombre podría venir de «Gotholandia» (País de los Godos) o de Gothia/Gotia, que era como los Francos llamaban a la Marca Hispánica. Otros sugieren que un caballero al servicio de Carlomagno, Otger Cathaló, recibió la Marca como recompensa, y de ahí el nombre.

 

Comunitat Valenciana:

En la actualidad, es la única Comunidad Autónoma que reconoce como único nombre oficial la versión en lengua cooficial. En cambio, Cataluña y País Vasco reconocen la oficialidad de los nombres en castellano en las traducciones de sus estatutos. El nombre con el que los romanos fundaron la ciudad de Valencia fue VALENTIA EDETANORUM, que significa «el Valor de los Edetanos» (pueblo íbero que habitaba la zona). Los árabes, mientras que renombraron la ciudad como Madīna at-Turab (Ciudad de la Arena, de ahí el Turia) conservaron el nombre romano para el conjunto de la Taifa de «Balansīa». Tras la conquista de Jaime I, la ciudad pasa a llamarse València. Llamada Reino hasta el fin del Antiguo Regimen, y en tiempos modernos denominada «País Valenciano», su estatuto de autonomía menciona ambos nombres: «la tradición valenciana proveniente del histórico Reino de Valencia se encontró con la concepción moderna del País Valenciano y dio origen a la autonomía valenciana, como integradora de las dos corrientes de opinión que enmarcan todo aquello que es valenciano».

 

Extremadura:

De nuevo, existen dos teorías. La primera apunta a que deriva del latín Extrema Dorii (al otro extremo del Duero), aunque está prácticamente en desuso. La otra teoría es la más aceptada actualmente, y basa su origen en la Reconquista. Según esta tesis, el término «Extremadura» se utilizaba en Castilla y en León para denominar los territorios fronterizos (extremos) con al-Andalus. De hecho, existió en su momento la Extremadura Castellana (reflejada en el Escudo de Soria) siendo la actual la Extremadura Leonesa.

 

Galicia:

Los griegos conocían el noroeste peninsular como «kalekói» (καλλαικoι), transcripción del nombre con el que sus habitantes se denominaban a sí mismos. De ahí, los romanos la nombraron Gallæcia, al estar habitada por Galaicos (habladores de lenguas celtas). De kallaikoi (originalmente exclusivo para el pueblo que habitaba la desembocadura del Duero), deriva la mayor parte de topónimos del noroeste: Porto Cale (Portugal), Cale (Oporto), Calecia/Gallæcia (Galicia)…

 

Comunidad de Madrid:

Toma su nombre obviamente de la ciudad de Madrid. Aunque originalmente se pensaba que procedía del árabe Maŷriţ (que deriva de maǧra y significa cauce/río), la teoría actual sugiere que procede del mozárabe Matrice, pronunciado Matrich, que significa fuente.

 

Región de Murcia:

El primer nombre documentado de la ciudad de Murcia es Mursiya, nombre árabe otorgado a la ciudad y al reino de Taifa. Según las teorías vigentes, el nombre proviene de la Venus Mirtea o Venus Murcia, diosa romana cuyo templo originalmente lo cubrían mirtos. Según Francisco Cascales, basándose en Plinio, al llegar al territorio actual de Murcia los romanos lo vieron plagado de mirtos y se lo dedicaron a la diosa que, irónicamente, era «amiga de aguas y mirtos». La teoría de Mascaray es que proviene de la lengua ibérica, donde la forma m-ur-zia significa «el agua que empapa» (yo lo siento pero me tengo que reír xdddd). Como curiosidad, el apelativo «Región de» proviene de la I República, cuando se reconoció la Región de Murcia dentro del marco de la Revolución Cantonal. De esta manera, en la Transición se estableció continuidad histórica entre ambas regiones, si bien la primera incluía la provincia de Albacete.

 

La Rioja:

La primera referencia escrita al territorio es este manuscrito del 1082, donde se la menciona como «Rivo de Ogga». Más tarde, en el 1099, se la menciona como Rioga, pronunciado Rioja. Se trata, sin duda, de una de las etimologías más complejas de España. La primera tesis afirma que el nombre deriva del Río Oja, pero esto es prácticamente imposible, y seguramente sea al contrario, ya que el río Oja original (e incluso actualmente) se llamaba Glera o Illera. El cambio pudo estar relacionado con las disputas entre Navarra y Castilla. Se creyó que esta teoría era cierta por la fusión del latín rivum (río) y el protovasco oia (actual oihan, bosque), por lo que el nombre de la Rioja podría significar «Río que arrastra hojas» al igual que Toulousse o Tolosa significan «ríos que arrastran lodos». De acuerdo a Txillardegi, la no es un artículo, sino que forma parte del nombre original, La Rioja, proveniente del euskera Larreolha (larre=campo, olha/ola=taller). Según su teoría, el nombre haría referencia a una forja a orillas del Oja donde ejércitos y viajeros se abastecían. El neologismo Errioxa/Rioxa es una adaptación al euskera moderno del término Herri Oia (pueblo del Oia) pero sin documentación ni antecedente lingüístico alguno. También queda descartado como fusión de erria y oguia («tierra del pan»), por la documentación del siglo XI y XII.

 

Comunidad Foral de Navarra:

El término Navarra aparece por primera vez en la Vita Karoli Magni, la biografía de Eginardo sobre el emperador Carlomagno. Como ya hemos mencionado, originalmente sus reyes se titulaban Pampilonensium rex (Rey de los Pamplonenses). No obstante, Sancho IV, al revocar su vasallaje a Castilla y recuperar el título real (anteriormente y debido a la debilidad del reino por las guerras con el emperador Alfonso VII de León había sido relegado por el Papa a Ducado), se proclamó Rex Navarre (Rey de Navarra). El término Navarra se origina en el gentilicio nafar, procedente del vasco «nabar» (de color pardo), que pasaría al romance como navarro. Terra Navarra, significando Tierra Parda o de los Pardos, sería el topónimo asignado a la región. De acuerdo a Orpustan, Navarra sería una combinación de erria y el protovasco naba, significando «tierra llana rodeada por montañas».

 

País Vasco:

Mientras que en la versión en castellano del Estatuto de Guernika se denomina País Vasco, en la versión en euskera se reconoce también la oficialidad de Euskadi y Euskal Herria. Euskadi proviene a su vez del aranismo (neologismo creado por Sabino Arana) Euzkadi. Su etimología no es correcta, ya que Arana supuso que la raíz eusk- era en realidad euzk- (derivado de eguzki, sol) y que los vascones adoraban al sol y se autodenominaron «hijos del sol». Actualmente Euskadi es la evolución de Euzkadi, por considerarse que la raíz «euskal» (Vasco) es más correcta e histórica. El término Euzkadi ha quedado relegado a un papel minoritario, aunque sigue usándose a día de hoy como parte de la simbología del PNV. País Vasco, por otra parte, es la traducción literal del término Euskal Herria, y calco del francés Pays Basque. Empezó a usarse en el siglo XIX como oposición al término Vascongadas (que se utilizaba sólo con las tres provincias actuales del País Vasco, excluyendo Navarra). Vasco a su vez proviene de los Vascones, el pueblo que habitaba la zona antes de la llegada de Roma. Una primera teoría afirma que proviene del latín «boscus» (bosque), aunque es imposible ya que boscus es un término del latín medieval, procedente del germánico «busk». Otra teoría similar pone el origen en el vasco «basoko» (baso=bosque, -ko, de; o sea, «del bosque). Hoy en día se piensa que el latín «uasco» procede de la raíz aquitano-vasca, «eusk-«, con la que se autodenominaban (existe, de hecho, el pueblo aquitano de los auscii.

 

Ceuta:

Procede del latín Septem Fratrem (Siete Hermanos), como los romanos llamaron a las siete colinas de la ciudad. Por evolución del acusativo singular, Septem pasa a Septa, y por consonante oclusiva entre vocales, la Septa a Sebta, de ahí Ceuta. También se piensa que puede deberse a la arabización del numeral latino septem (en árabe, sebta).

 

Melilla:

Una teoría es que procede del latín Mellitus (miel), puesto que en la época la zona era conocida por su industria apicultora, hecho que se refleja en las monedas acuñadas en la época, que aparecen con abejas impresas en sus caras. Otra teoría, más compleja, es que los rifeños la apodaron Mritch, del tamazight «Tamlilt», que significa La Blanca y que hace referencia a la roca caliza sobre la que se asienta la ciudad. Más tarde, la arabización y la evolución del tamazight cambiarían Tamlilt por Mililiat.

 

(Bonus Track) España:

Aunque tradicionalmente se ha pensado que Hispania procede del fenicio i-spn-ya y se ha traducido como «tierra de conejos» (aunque spn no significa literalmente conejos, sino damanes, este bicho de aquí), existen otras teorías. El fenicio carecía de vocales al igual que el hebreo, por lo que spn no sería conejos sino «norte (la tierra del norte) y haría referencia a que los fenicios llegaron bordeando la costa africana, es decir, teniendo la costa andaluza de cara al norte. Según Antonio de Nebrija, en consonancia con Isidoro de Sevilla, Hispania procedería de Hispalis/Spal (para él «ciudad de occidente»), que al ser la principal ciudad de la península, prestaría su nombre al resto del territorio para fenicios y, posteriormente, romanos. Para Moguel, en cambio, procede del euskera Izpania («que parte el mar», en referencia al Estrecho de Gibraltar), aunque Unamuno añadió que, de acuerdo a la tradición vasca, en realidad viene del vasco ezpain (labio), por la posición que ocupa España en el conjunto de Europa.

Así que dos cosas a sacar de este hilo:

Tenemos raíces latinas, árabes, griegas, fenicias/púnicas, vascas, germánicas, celtas e íberas. Negar a día de hoy la diversidad del Estado Español e intentar homogenizarlo cultural y nacionalimente no sólo es ahistórico sino ridículo.

– La toponimia es una ciencia diversa y vastísima que incluye campos como la historia, la filología, la arqueología, la geografía en incluso la biología y la botánica.

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